¡Oh là là cómo nos has tratado! Puente de San José en Saint Lary

Pocas veces nuestro país vecino nos ha saludado con tanto entusiasmo, con tanta abundancia y con tanta claridad. Tras cruzar el famoso y caprichoso túnel de Bielsa no podíamos creer lo que había delante de nuestros ojos en pleno mes de marzo. Un manto blanco cubría hasta el último de los rincones. Si no fuese porque conocemos el trayecto desde hace 8 años, hubiésemos dado la vuelta pensando: “Por aquí no debe de ser, dicen que en marzo solo hay nieve en las pistas”

Una vez en los apartamentos (tan amplios y bonitos que no parecen franceses, jaja) optamos por un poco de fiesta para ahogar las penas (y es que el sábado daban mal tiempo… ¿podríamos esquiar?).

Por la mañana, un gran cordillera amanecía delante de nuestros balcones iluminada por un sol radiante (algún día el tiempo nos cobrará todos los días de indulto que hemos recibido). Por la tarde, como si de una máquina progrmada se tratase, empezaba a nevar, para preparar los fuera pistas gastados en la jornada matutina, y así todos los días.

Imaginad la sensación de llegar al jacuzzi por la tarde, viendo nevar por la ventana, después de haber disfrutado de un día de nieve polvo, sol, y más de 100 kilómetros de pistas abiertas… sólo podía superarlo el saber que además compartíamos la experiencia todas las noches con 50 viejos y nuevos amigos.

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Saint Lary nunca defrauda, pero, sin duda, este año habría de ganar el Óscar :P